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Cecilia Castro: De espectadora a protagonista.

En el colegio practiqué atletismo, salto alto y largo. De hecho, el ramo de gimnasia me subía el promedio, me encantaba. Con los años, ya casada, salía a trotar esporádicamente. Cuando tenía tiempo, me metía en algún gimnasio, pero ya teniendo 48 años, fue la primera vez que comencé a hacer bicicleta; subí de La Ermita a la curva 9 de Farellones.


Así empecé a entrenar bici, subiendo de a poco y agregando más curvas. El primer salto alto fue llegar a cumbre, 33 km, un gran desafío y muy nerviosa, donde ya a estas alturas estaba “entrenando” más seguido y con más personas. Mis primeras competencias fueron Desafío Trek, los 24 km, la repetí unas 4 veces.


En estos procesos, siempre es importante tener a tu alrededor gente que admires y haga un deporte. En ese sentido, mi hermano chico Cristian Castro Joerger ya se había iniciado en estos deportes y todos estábamos muy orgullosos y era para muchos de nosotros un referente.


Un momento significativo fue cuando hice mi primer Promotional Race: 375 mts de nado, 10 km de bici y 2,5 km de trote. Debo haber tenido 57 años. Estaba muy nerviosa, era muy fanática del Iroman de Pucón 70.3, muchos años siendo espectadora y gritando a todos aquellos que se atrevían a superarse a sí mismos. Repetí la Promotional Race 5 veces. Lo más lindo fue que, de a poco, se fueron motivando mi marido, hijo, nuera, consuegro y eso es lo lindo del deporte.


El siguiente paso fue Piedra Roja, el Sprint: 750 mts de nado, 20 de bici y 5 km de trote, lo hice 3 veces!!! Disfrutaba cada competencia. Ya a esas alturas, ¡era abuela! Así que mi nieto hermoso le hacía barra a su “Yaya”.



Nunca en mi vida pensé que podría, hasta ese momento, estar en todo lo que estaba haciendo. De a poco me fui metiendo en un mundo de desafíos, metas y logros. Ya en el año 2019, por primera vez corrí los 21K de la Maratón de Santiago, después de haber estado, por mas de 10 años, corriendo los 10K. Sentía que, si quería dar un salto mayor, debía partir por atreverme a correr los 21K.


Ese año comencé a entrenar, sentía que era muy importante prepararme bien, no lesionarme y dar lo mejor de mí. Me propuse que si era capaz de hacerlo me inscribiría para el Iroman 70.3 de Pucón.


Y así fue, me inscribí. En ese entonces, ya pertenecía a un gimnasio donde me enseñaron mucho, aprendí de todo. Se requiere mucha perseverancia, paciencia y disciplina. Sabía que me había metido en algo grande, y ya para ese entonces tenía 61 años. Vino el estallido y se suspendió la competencia, estaba feliz!!!, tendría otro año para prepararme. Lo que para algunos personas era una decepción, yo lo veía como una oportunidad de mejorar. Como todos ya sabemos, el 2020 se suspendió nuevamente por la pandemia: no puedo negar que me alivió, ya que le tenía mucho respeto y algo de miedo a esa exigente competencia.


Así llegó este 2022, con 64 años, me había inscrito en un Team, aprendí a andar a rueda, conocí mujeres maravillosas, fue un entrenamiento muy planificado, trabajado y sufrido.


Los nervios estaban a mil, allí, donde durante tantos años había sido espectadora, HOY SERÍA PROTAGONISTA. No lo podía creer, estaba feliz de todo lo que estaba viviendo y muy agradecida de tantas personas que me acompañaron en este proceso.



Aquí estoy, enfrentando este 2022 y el futuro con desafíos, entrenamientos, conociendo gente maravillosa. Es lindo ver que, cuando piensas que ya lo has vivido todo: hijos casados, nietos, todavía quedan lindos proyectos que asumir que son realmente gratificantes. En el deporte encontré una puerta de continua superación, un estilo de vida, el sentirme vigente, rodeándome de gente que me apoya y que son un gran aporte para mi vida. Ya estoy trabajando para lo que se viene: bicicleta en Lago Ranco, triatlón de Piedra Roja y, por cierto, 70.3 en Pucón.



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