Hae tiempo que no escribía por acá, y ver la película Nyad, basada en una historia real de Diana Nyad, de 60 años, que decide cruzar nadando de Cuba a Florida, me dio la excusa perfecta para volver a hacerlo y aplicar algunos conceptos de la Psicología y Sociología del Deporte para analizar esta historia y a su protagonista.
El filme disponible en Netflix, con las actuaciones de Annette Benning y Jodie Foster, está dirigido por Jimmy Chin y Chai Vasarhelyi, quienes también demostraron su poder narrativo y afición por las empresas que parecen imposibles en el documental Free Solo, así que la película viene con varios sellos de garantía. Pero esta no es una crítica cinematográfica, así que solo diremos que está altamente recomendada.
Si bien el caso de Diana Nyad y su fijación obsesiva con la meta de cruzar nadando los 170 km de Cuba a Estados Unidos sin jaula de tiburones, resulta extremo, por otra parte, refleja varias de las características de la natación en aguas abiertas de larga distancia o marathon swimming (distancias mayores a 10 km), como lo describe Karen Throsby en su libro "Immersion" (2016), y que serían parte de la identidad atlética de todos quienes la practican.
Pero aclaremos qué es esto de la "identidad atlética": Brewer et al. (1993) la definen como el grado de importancia, fuerza y dedicación exclusiva que el deportista pone en su práctica. Cuando esa identidad es demasiado alta, puede llevar a negligir otros aspectos de la vida para cumplir con el rol atlético, que es lo que podíamos identificar en el caso de Diana, donde quienes la rodeaban se sentían pasados a llevar por el foco exclusivo y excesivo de esta en sus metas deportivas. También se refleja en la frase de Diana de que ella no necesita tener citas románticas, porque eso no sería relevante dentro de las dimensiones que quiere desarrollar.
Desde una mirada psicológica, esta identidad atlética también puede relacionarse con una adicción al ejercicio o ejercicio compulsivo, donde la necesidad de mantener esta identidad deportiva, promueve conductas consistentes con esta. El problema surge cuando se repite la conducta de ejercicio a pesar de las consecuencias negativas, como fue el caso de Diana, que consiguió realizar el cruce de Cuba a EE.UU. en su quinto intento, luego de haber estado al borde de la muerte por distintos ataques de animales marinos y por las fuertes corrientes.
Los maratonistas acuáticos, señala Throsby (2016), desarrollan una serie de técnicas corporales como parte de esa identidad atlética, para encarnar los modos específicos de ser y hacer, y de este modo hacerse parte de la comunidad de nadadores, modificando así su cuerpo y forjando una narrativa del esfuerzo con propósito y de ser un ejemplo de emprendedor, que trabaja sus capacidades para lograr las metas que se
ha propuesto. Vemos así como Diana no titubea para lanzar un mensaje motivacional a todos cuando logra su hazaña: "Nada es imposible", "No dejes que nadie te diga que no puedes". Algo que puede resultar inspirador, pero que esconde que tal vez podía no lograrlo, que tal vez podía ser devorada por un tiburón, y que no todos tienen 5 años y un equipo de personas dispuesto a ayudarte para lograrlo.
Otros de los discursos presentes en estos deportistas y que es posible observar en Diana, tienen que ver con la retórica del sufrimiento y superación del dolor, donde vemos a Diana luchar hasta el final para seguir en sus intentos, a pesar de estar muy dañada físicamente. Por otra parte, la inversión económica, de tiempo y esfuerzo asociada a cada intento, pone presión para esos logros. Esto se complementa con el discurso de la disciplina (Johnson & Russell, 2012), donde los deportistas se transforman físicamente, monitoreando y auto-regulando sus conductas, como se puede ver en los intensos entrenamientos que realiza Diana para acercarse a su objetivo. También estos nadadores, en su mayoría, desprecian las tecnologías que puedan ayudarlos a cumplir sus propósitos, ya que irían en contra de los valores del minimalismo y la ética del trabajo duro, lo que se observa en la actitud de Diana de rechazar (al menos, inicialmente) las ayudas extra en sus intentos. Son esos valores los que hacen tan importante el que los nadadores no reciban ningún tipo de ayuda para sostenerse en flotación, para que su intento cuente como válido.
Por último, uno de los fenómenos que observa Throsby en las nadadoras es su menosprecio del trabajo doméstico y del modelo estereotípico de femineidad. Esto se ve en el caso de Diana, que adopta un estilo y forma de presentación más masculino, y exhibe un menosprecio de aquellos a quienes considera "normales", que harían gala de una mediocridad que ella considera insufrible. Podemos ver, tanto en la natación de larga distancia como en otros deportes de resistencia, que la identidad atlética va de la mano de este sentido de orgullo de no ser como los otros/as y sentir que la verdadera comprensión se puede encontrar solo en quienes comparten esa cultura deportiva.
La intención acá no es minimizar la hazaña de Diana Nyad, sino que aportar otros puntos de vista que reconozcan cómo su actitud también se vuelve limitante en otros aspectos como el relacional. Tal vez, lograr esas metas casi imposibles requiere ese nivel de foco y esa mentalidad obsesionada con el resultado, que no puede detenerse a pensar en los demás; tal vez, puedan lograrse de forma un poco más equilibrada.
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